Los sistemas de extinción de incendios por agentes gaseosos usan gases inertes (dióxido de carbono, helio, nitrógeno, etc.) para extinguir los incendios. Su uso es habitual en lugares donde los incendios se deben extinguir rápidamente, o en lugares donde es esencial prevenir daños provocados por los agentes extintores. Este tipo de gases extintores no provocan daños en equipos eléctricos y electrónicos, y no generan residuos.
El mecanismo de extinción de estos sistemas se basa en la reducción de la concentración de combustible o comburente hasta un punto donde se detiene la combustión. Debido a esta reducción en la concentración de oxígeno, la utilización de estos sistemas en zona ocupadas se deben prever tiempos de retardo en el disparo de la extinción, señales luminosa y avisadores acústicos que garanticen la evacuación del local antes del disparo del sistema. El agente extintor más utilizado es el dióxido de carbono (CO2),
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La descarga automática se produce por la detección de un incendio, también puede ser activada de forma manual. Una vez provocada la alarma y transcurrido el retardo programado se produce el disparo de la electroválvula que activa la descarga. Los ventiladores del local o aires acondicionados deben pararse, y las compuertas cortafuegos o puertas deben cerrarse para evitar que el gas extintor escape del recinto.
Estos sistemas están formados por las válvulas de disparo automática y manual, recipientes de gas a presión, botellín piloto, latiguillos flexibles, colector, red de tuberías, difusores de descarga, central de extinción, detectores automáticos, pulsadores manuales, carteles luminosos y avisadores acústicos.
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